¡Ah, DePINed! Ese oasis en el desierto crypto donde tu GPU polvorienta, que hasta ahora solo servía para minar memes en Reddit, de repente se transforma en una mina de oro digital. Lanzado en 2024 por los visionarios de ChainGPT (porque, ¿quién necesita AWS cuando tienes una extensión de Chrome que promete «descentralización» ?), este prodigio DePIN te deja compartir tu ancho de banda y procesadores subutilizados con solo tres clics. Tres. Como si la riqueza fuera tan fácil como pedir un Uber…
Objetivos? Pura poesía: ser la «Supercloud» para IA y renderizado, donde startups de IA construyen imperios en tu sótano virtual, y tú ganas hasta el 85% de las fees en $DEPIN (token que, por ahora, vive en el limbo pre-TGE, soñando con exchanges como un adolescente con un póster de Vitalik). Con 900.000 usuarios ya enganchados al pre-mining (¡puntos pasivos por sesiones, bonos semanales, y referrals que te dan 10% perpetuo! ¿Ves? ), el airdrop de Q4 2025 es el clímax: mitad de recompensas para los fieles, y el resto en 2026 con su propia L1 blockchain. Porque nada grita «revolución» como una mainnet que une compute, storage y redes sociales en un abrazo utópico… sin monopolios, claro.
En X, es un circo de códigos beta (DEMhaaTonlKns5, aqui tienes uno de calidad) y hilos donde influencers juran que DePINed es «el Render del pueblo, pero con IA que rinde 1000x más rápido». ¿Realidad? Un sector DePIN que ya vale $14B y crece como hongos en un sótano húmedo. ¿Hopium? Absoluto. Instala la app, farmea pasivo, y sueña con vaults de staking que conviertan tu viejo laptop en un RWA millonario. O no. Porque en crypto, el verdadero hopium es creer que esta vez no será otro rug-pull disfrazado de utopía. DYOR, o mejor: DYOL (Do Your Own Lambo). 🚀😂
